miércoles, 5 de noviembre de 2008

Un corazón de oro


Hola a todos. Veo que el cambio ha sido bueno ya que la tercera entrada ha sido todo un éxito. Os doy las gracias a todos por ello. Pero son muchos los que me han pedido que cuelgue más relatos míos. Como lo de ayer fue muy bonito y ayer a muchos se les enterneció el corazoncito aquí teenis una historia mía preciosa. Cada vez que al recuerdo me pongo sentimental. Esta hisotria es un guión tetral que me encargo mi porfesor de Lengua. Nunca había escrito un Guión en serio pero me puse a ello y no salió tan mal. Me faltaron hojas para explicar todo oq ue pretendía pero en fin el resulatdo fue muy bueno. Aquí lo teneis, espero que os guste y seguid comentando y diciendo lo que os parece eso me ayuda a mejorar: (por cierto en la foto podeis el momento de la entrega del premio que recibí con este relato)



UN CORAZÓN DE ORO
PERSONAJES
Mauricio: Viejo, y de buen humor. Suele ir a pasear en silla de ruedas. Su pasión es la poesía. Todavía conserva un poco de pelo blanco en la coronilla.
Alfredo: Es el celador del hospital. Es joven alto y con buen aspecto. Tiene el pelo castaño y suele tener mucha paciencia salvo para las poesías de Mauricio.
Mateo: Tiene unos sesenta años. Es un cascarrabias y un pesimista debido a una lesión de columna que le mantiene pegado a una silla de ruedas.
Tomás: Es ciego y siempre lleva gafas de sol. Está hospitalizado ya que salió de una grave enfermedad. Es el que más escucha las poesías de Mauricio.
ESCENARIOS
El parque exterior de un hospital, repleto de árboles y bancos para descansar, es un espacio tranquilo, el interior del hospital, lleno de camillas y puertas, y la habitación de Mauricio, Tomás y Mateo.
ESCENA 1
(Aparecen en escena dos hombres, uno es muy mayor y lleva una silla de ruedas, el otro es más joven y lo lleva dando un paseo, se encuentran en el parque de un hospital.)
ALFREDO- Bueno viejo ¿creo que ya está bien de paseo no?
MAURICIO- Ni un huracán, me haría desistir, déjame truhan, deja mi paseo seguir.
ALFREDO-(Haciendo un aparte con la mano en la boca como si estuviera revelando un secreto al público): Este pobre viejo ya desvaría. Está bien de salud lo que pasa es que se aburre y siempre se divierte diciendo tonterías. Ayer fue el barroco, hoy el siglo de oro. ¿Quién sabe que será mañana?
MAURICIO-¿Qué decías a este viejo, que no te oye y está resquejo?
ALFREDO- Nada viejo salgamos.
ESCENA 2
(Aparecen en escena Alfredo acompañado por dos pacientes, uno va en silla de ruedas y otro ciego. El ciego tiene mejor aspecto que le de silla de ruedas. El invidente tiene buena salud aunque está hospitalizado por precaución ya que salió recientemente de una grave enfermedad. En cambio el hombre que va en silla de ruedas, siempre está de mal humor. Todos se encuentran dentro del hospital)
MATEO- ¡Otro día gris en este maldito hospital!
ALFREDO-¡No diga eso hombre! Hay muchas cosas interesantes que hacer en este hospital como conversar con sus amigos.
MATEO- Eso no sirve de nada si ves tus días pasar plantado en un silla de ruedas viendo como todos pueden mover sus piernas y tu tienes que avanzar en este maldito aparato( da unos golpes a la silla)
TOMÁS- No se queje Mateo que usted puede ver. ¿Sabe lo que es vivir sin poder ver nada? Pero siempre me animo hablando con ustedes.
ALFREDO- Esperen que por allí llega el que faltaba.
(Aparece en escena Mauricio andando lentamente con un bastón, y después de observar durante un rato a sus amigos empieza a aclararse la voz para recitar.)
MAURICIO-Permitid de este anciano, unos versos.
ALFREDO-(Suspira profundamente) Ya vuelve el viejo con sus pamplinas.
TOMÁS- Déjele que hable. Que recita muy bien y así ameniza un poco la mañana. Ya que no puedo ver por lo menos me deleito con el arte de la rima.
MAURICIO- Observa más a menudo, el ciego invidente, que el hombre mudo y vidente.
TOMÁS- ¡Qué rima tan bonita ha hecho usted! (Da un pequeño aplauso.)
MATEO- ¡Bah! Sólo son pamplinas. Más le valdría dedicarse a sus cosas y preparar el viaje hasta el más allá que estar componiendo absurdos versos.
MAURICIO- No sea malhumorado, o será un amargado que no vivirá y desolado morirá.
MATEO- Que tontería. Al final todos estaremos bajo tierra. Pare de decir sandeces buen hombre que le queda poco tiempo para no ser más que polvo.
MAURICIO-¡Polvo seré mas polvo enamorado!
ALFREDO-(Suspira) No otra vez no.
TOMÁS- Qué bonita frase de Quevedo.
MATEO- No me toque las narices Mauricio. Que si me busca me encuentra (hace un signo de amenaza con la mano)
MAURICIO- ¡Hay cielos que me voy del mundo sin confesión! ¡Qué alguien tenga compasión!
TOMÁS-¡Qué gracioso es usted! (Se ríe a carcajadas)
ALFREDO-Ya está bien tranquilícense.
(Aparece una enfermera con la comida)
ALFREDO- Vaya, ya es la hora de la comida.
TOMÁS-Sí que se me ha pasado rápido la mañana.
MATEO- Eso tengo que admitirlo. Es cierto y todo gracias a las rimas de Mauricio. Si a pesar de todo tendrá razón
ALFREDO- O tiene razón o nos está volviendo locos a todos. En fin vayan a comer.
(Todos avanzan por el pasillo hasta llegar a la puerta de la habitación y entran)
ESCENA 3
(Aparecen en escena los tres internos, en su habitación, tumbados en sus respectivas camas. Está atardeciendo)
TOMÁS-Otro día que se va.
MAURICIO- El sol desparece y mi corazón se emblandece.
MATEO- Cállese y duerma. Quédese mudo aletargue el alma.
TOMÁS- Oh Mateo creo se le ha pegado la rima de nuestro buen amigo.
MATEO-(Con rostro de enfado) Voto al diablo que yo así no hablo.
MAURICIO- Ya lo ha hecho y a lo hecho pecho.
ALFRERO-(Fuera de escena)- Cállense que no hay manera de descansar mis seso se van a abrasar.
TOMÁS- Oh cielos, creo que es una epidemia que ironía, el virus de la rima.
MAURICIO-¿No es maravilloso que le mundo rime clamoroso?
MATEO- Ya está bien. Durmamos, durmamos o nos reventará la sien.
(Apagan las luces y duermen)
ESCENA 4
(Aparecen Alfredo, Tomás y Mateo vestidos de negro en le jardín del hospital, todos tienen semblante triste)
ALFREDO- ¡Qué gran desgracia nos ha acontecido pues Mauricio ha fallecido!
TOMÁS- Ninguna rima mas oiremos de sus labios. ¡Qué desgracia! Honrada sea su memoria.
MATEO- Honrada sea su memoria. Murió sí, pero nos dejo sus ganas de vivir de alegrar a sus amigos y de buscar la felicidad. Es mejor vivir la vida que ser un amargado, ¿Porqué estar enojado pudiendo estar alegre y hacer felices a los de tu alrededor?
ALFREDO- Así que, si creen que tienen problemas en sus vidas. ¡No se preocupen! Vivan la vida haciendo felices a su alrededor. La pena se amenizará y pronto desaparecerá.
TOMÁS- Sirvan nuestras rimas improvisadas de memoria a aquel que me nos enseñó a ver sin los ojos y a hablar con el corazón.
TODOS- ¡Con un corazón de oro!
FIN

1 comentario:

Varo dijo...

DIos me encanta este relato.

Si tienes muchos como esos deberias DARLE MUCHA PUBLI a tu blog.

Me ha gustado mucho, si señor.

Comento tarde porque no pude antes. sorry