domingo, 23 de noviembre de 2008

El misterio de Luminex Capítulo 4

Bueno como ayer no pude actulizar oy publicaré mas de una entrada. Para empezr aquí teneis el capítulo 4 de mi primer libro:

CAPÍTULO 4
NIEVE LEGENDARIO

Allí estaban el niño aprendiz de guerrero y el guerrero de hielo. Tenían los dos las espadas desenvainadas:
-Bueno, pequeño mírame cómo lo hago por que no lo voy a volver a hacer.

De repente Gladius clavó la espada en la espesa nieve, recitó el conjuro, extendió la mano a la espada iluminada con un brillo azul, Kakarot no podía salir de su asombro, y con la otra cerrada en un puño por encima de su cabeza de repente una brisa intensa cayó sobre Kakarot que se defendía con el escudo.
-Si, hubieras sido un demonio ya estarías muerto. No es tan fácil como parece, a mi me costó una semana aprenderlo, veamos si el chiquitín lo puede conseguir en menos tiempo- retó Gladius sonriente.
-Jolín, todo el mundo me llama pequeñajo como si fuera un bebé.

Kakarot lo intentó una y otra vez pero lo único que conseguía era caerse y hacer reír a Gladius.

Anocheció y se fueron a dormir. A la mañana siguiente Kakarot tenía, muy claro que lo conseguiría. Estuvo desde la madrugada intentándolo, incluso cuándo Gladius se fue a dormir él seguía allí intentando realizar la técnica legendaria. Cuando Gladius se levantó, vio la cama de Kakarot vacía, fue al lugar de entrenamiento y lo encontró sentado, cansado y cubierto de nieve y magulladuras la espada clavada al lado suyo. Al verle Kakarot sonrió de oreja a oreja:
-! Lo conseguí!-Exclamó Kakarot feliz.
-! En tres días! chico cuando estés preparado quiero ver cómo lo haces- sentenció el guerrero de hielo.
-Vale, pero ¿me puedes dar algo de comer?
Cuando acabaron de comer (Trangul a la parrilla) Kakarot se dispuso a realizar la técnica.

Se puso frente a Gladius, clavó la espada en el suelo, recitó el conjuro, y ante el asombro de Gladius, el niño hizo el pino en la empuñadura de la espada, el niño mantenía asombrosamente el equilibrio, la espada se iluminó de azul y una ráfaga de nieve cayó sobre Gladius

! Enhorabuena chico!- felicitó Gladius mientras se quitaba la nieve.
-Gracias, era muy fácil, comprendí que la espada era un enchufe que encendía un aparato y el puño arriba otro de manera que el cuerpo era un cable, pero la manera de aplicar la corriente en cada persona es diferente y yo pensé en ponerme de pino para que la energía de los pies bajara a las manos.
-Muy bien, te has dado cuenta, lo que es raro es que no sepas concentrar energía en las manos.
-No es que no sepa, es que no puedo soy demasiado joven o eso dice mi abuelo.
-Bueno, vamos a descansar Ragnarog ya habrá hablado con el rey.

Fueron ala posada pero Ragnarog no estaba allí. Así que Gladius y Kakarot se fueron a ver a los dragones helados de Hicefri. Tenían las escamas azules y en la cabeza en forma de delta se alojaban dos amenazantes ojos verdes. Las garras de silicio eran como espadas, los dientes negros podían desgarrar la casa más dura.

Después se fueron a un bar justo al lado de los dragones helados y tomaron dos copas de sangre de Trangul que, aunque fuerte, sabía muy bien. Gladius pagó la cuenta a un camarero barbudo y salieron afuera. Cuando salían un dragón helado hizo una reverencia Kakarot asombrado se giró y vio a Ragnarog que fue hacia los dos compañeros.
-¿Le has enseñado el nieve legendario?-preguntó el supuesto demonio.
-Si, y le he contado lo de Hicefri y Ydgrasill pero la leyenda no-contestó el guerrero.
-Vale ya sabe algo, vayamos a la cima ya tiene que saber la leyenda.
-¿Leyenda? Jo más historias no- se quejó el niño.
-No es cualquier leyenda es la leyenda de André.

No hay comentarios: